jueves, 1 de junio de 2017

Comer mientras viajamos


No hay cosa más triste que parar a comer mientras uno viaja y encontrase en un bar de esos en los que te esperan unos  bocadillos resecos, unas magdalenas empaquetadas  en plastico y un olor a ambientador de baño que lo invade todo.

Por eso nosotros llevamos en el maletero nuestros bocatas o en el caso de esta foto un despliegue de viandas que estaban para hacer reverencias delante de ellas. La abuela Rosi hizo la tortilla, compró el jamón y trajo la papaya como punto exotico. Nosotros las empañadillas caseras y el queso.
Es importante buscar el lugar adecuado, para nosotros siempre suele ser  la iglesia de un pueblo. Nos desviamos de la carretera buscando un campañario y alli nos quedamos, en el portico a la sombra  todo nos sabe a gloria bendita.