No hay cosa más triste que parar a comer mientras uno viaja y encontrase en un bar de esos en los que te esperan unos bocadillos resecos, unas magdalenas empaquetadas en plastico y un olor a ambientador de baño que lo invade todo.
Por eso nosotros llevamos en el maletero nuestros bocatas o en el caso de esta foto un despliegue de viandas que estaban para hacer reverencias delante de ellas. La abuela Rosi hizo la tortilla, compró el jamón y trajo la papaya como punto exotico. Nosotros las empañadillas caseras y el queso.
Por eso nosotros llevamos en el maletero nuestros bocatas o en el caso de esta foto un despliegue de viandas que estaban para hacer reverencias delante de ellas. La abuela Rosi hizo la tortilla, compró el jamón y trajo la papaya como punto exotico. Nosotros las empañadillas caseras y el queso.
Es importante buscar el lugar adecuado, para nosotros siempre suele ser la iglesia de un pueblo. Nos desviamos de la carretera buscando un campañario y alli nos quedamos, en el portico a la sombra todo nos sabe a gloria bendita.